martes, 11 de febrero de 2014

UNA BONITA PELEA ENTRE CHARCOS


Suena el despertador, salto de la cama, subo la persiana, gotitas de lluvia pegadas en el cristal, brillos que me recuerdan a una cosa… innumerables charcos en la pista del CMP, buen augurio. Es sábado, 9:35 de la mañana, desayuno un café solo, yogur y un poco de pavo, se me ocurre… Oye Mojo: ¿vamos en bici?, éste, con medio flequillo casi hundido en el cuenco de bolitas de cereales y leche, dispuesto a saborear cada cucharada de su desayuno, me responde como si nada pareciese preocuparle: “ Claro tío , hay que dar un poquito de vida a estas patitas canarias” no consigo que no se me escape una sonrisa por la frescura con la que habla este muchacho.
Tras confirmar al Newey de las bicis la salida del tour, aparece de detrás de la puerta del comedor y, la apisonadora de las piñas, oliéndose lo que estaba ocurriendo se apunta rápidamente al plan. En fin más que un desayuno de sábado fue la planificación del inicio de una pequeña batalla.
Subimos a la carrera, mi vida consiste en que siempre llego apurado a los sitios, de manera que como siempre abro el armario calcetines, maillot con culot (huevero para el canario) camiseta térmica, una camiseta de algodón, bufanda ceñida al cuello, guantes y listo ¿no es la vestimenta de un luchador? Bajamos de nuevo a la carrera hasta que llegan Mingo, el Tino, y Álvaro (a diario sería don Álvaro pero cuando se disfraza de luchador ese es su nombre de batalla).
10:43, salimos por fin, Redbull a la cabeza tirando del pelotón, el inicio siempre consiste en esquivar coches y saltarno semáforos, una primera toma de contacto, hasta que salimos del orden urbano para enfrentarnos a lo desconocido, eso es lo que mola, ya hay miradas asesinas entre el pelotón… encaminados hacia el canal del Duero, pequeños ataques serpenteando entre los charcos y forzando frenadas del grupo perseguidor, siempre hay que ir con un ojo puesto en el Tino, nunca sabes la que te tiene jugada.
Torcemos a la derecha pasado Laguna de Duero por una pequeña senda de menos de un metro de ancho , ramas cortadas en los márgenes y un firme irregular es el terreno de una primera subida del ritmo culminada en una rampa de madera resbaladiza que superamos algunos a duras penas, hemos llegado ya a los pinares, oh si si empieza lo bueno charcos por todos lados, arena mojada y pequeñas gramíneas naciendo en las zonas más soleadas del suelo del bosque, salvo por las voces de Valentín el pinar se convierte en una orquesta de sonidos de pura velocidad.
Se producen ataques en el grupo del pelotón cuando el camino se abre a derecha e izquierda, si es Valentín, aprovechando un momento de confusión ¡vaya tío! Subida a las bodegas de Boecillo y de nuevo en medio del pinar ahora es el enemigo el viento y las piñas y ramas que andan por el camino, algunos vuelan por los aires mientras otros producen una lluvia de perdigones hacia los lados, os podéis imaginar a los protagonistas.
Esta situación se complica al descender el páramo por un terreno de firme arenoso con guijarros en algunos tramos y con una fuerte pendiente lateral que te hace asumir grandes riesgos para mantener la estela del redbull , si la bici blanca y azul es el diablo, es difícil mantenerse a rueda en las bajadas, no se, seguro que genera turbulencias en el perseguidor … habrá que estudiarlo.
Parece que lo duro ha terminado cuando sin darnos cuenta estamos subiendo de nuevo al páramo por una senda escarpada que se convierte en un pequeño barrizal, si si me encanta es un pasada, el barro nos ha conquistado el truco consiste en no parar de dar pedales, pero aun así no se puede seguir el ritmo del corredor del ciclo de las bebidas energéticas.
Algunos decidieron sobre la marcha salirse del camino y atajar por el barbecho recién arado y encharcado de agua, esta situación generaba en el corredor canario cierta desesperación cuando quedaba atascado en el barro mientras el corredor con una recia capa de neopreno cubriendo su tren inferior pasaba sobre el barro sin ningún esfuerzo, ¿ sería el viento, que empujaba al esbelto corredor fuera de la pista?
Bueno de nuevo sobre los Montes de Torozos, vistas infinitas de la llanura, bajada de infarto, plato grande y piñón pequeño, nuevo ataque aquí la bestia con protección de neopreno nos saca unos metros en un rapidísimo descenso, torcemos a la derecha y de repente … fuaaaaaaaaaa, como un lago en medio de la llanura desierta aparecen inmensos charcos que abarcan todo el ancho del camino y unos cuantos metros de longitud, calados hasta las rodillas pasamos de uno a otro, esto no es terreno para cobardes, aquí no vale esquivarlos o pasarlos de largo, la única salida es atravesarlos lo más rápido posible, esto si que es una pasada.

13:30 de la mañana del sábado que se preveía aburrido, es tiempo para una parada en puente Duero, nos pusimos hasta arriba de cerveza y frutos secos en el bar tras el puente de piedra, la batalla todavía no había acabado, impulsados por… no se si el frío o la glucosa que empezamos a sentir fluir nuevamente por las venas, se produjeron continuos ataques por la pista verde rumbo a Valladolid, la gacela canaria metía rueda a derecha e izquierda, el “revientapiñas” atacaba con fuerza pero no podía ganar, no conseguía recuperar los metros de ventaja y el ritmo que imprimía el molinillo de “Minifrome”, si si hay que decir que ganó esa pequeña lucha al gran Tino (pero cuidado que esto puede ser solo el principio)

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