domingo, 11 de julio de 2010

EL COLEGIO MAYOR PEÑAFIEL Y LA FINAL DEL MUNDIAL (I)

La previa

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Estábamos acostumbrados a llegar una y otra vez a los Mundiales en la terna de los favoritos y volvernos para casa sin pasar de cuartos. Aunque suene ya repetitivo, este fue nuestro sino durante décadas. Ver como otras selecciones, a priori inferiores, como Chile, Croacia, Turquía eran capaces de entrar, por lo menos, en el cuadro de honor; mientras que otras como Brasil, Alemania, Argentina o Italia se hinchaban a ganar títulos mientras que nosotros nos volvíamos para casa antes de tiempo.

Suceda lo que suceda dentro de unas horas ya hemos hecho historia. Desde el momento en que vencimos a Paraguay logramos romper el maleficio de cuartos, y con el triunfo del pasado miércoles ante Alemania logramos superar nuestro mejor puesto en un Mundial, el cuarto puesto de Brasil 50, un Mundial en el que no había eliminatorias hasta las semifinales, de ahí que llegáramos tan lejos.

Ya hemos hecho historia pero nuestro camino no ha terminado, sería una pena haber llegado hasta aquí para quedarnos sólo con el subcampeonato. La prensa, la afición y el famoso pulpo Paul dan por hecho el triunfo de España, pero si de algo había servido la derrota ante Suiza en el primer partido, fue para darnos cuenta de que sólo con el nombre no íbamos a ganar el Mundial, que fue el error que siempre llevó a España, históricamente, al fracaso.

Que somos los mejores no creo que lo dude nadie (salvo Maradona), no es prepotencia sino una realidad que hasta en Holanda saben, sino que le pregunten a Cruyff o a Van Nistelrooy. Pero es un error que creamos que el partido ya está ganado, como parece apreciarse estos últimos dias cogiendo cualquier periódico nacional. Afortunadamente tenemos una selección de futbolistas que no sólo son los mejores del mundo en su puesto sino que también son humildes, tanto que pueden dar lecciones a más de uno. Esa es la clave de su éxito, el que nos ha llevado a ser campeones de Europa y el que nos puede hacer campeones del mundo.

En frente estará Holanda, una selección a la que el fútbol les debe algo, al igual que a nosotros. La diferencia es que la selección “orange”, que jugará mañana, futbolísticamente no tiene nada que ver con aquella a la que la suerte del fútbol no les concedió el título merecido del 74, la naranja mecánica de Cruyff, Neeskens, Krol y compañía. La selección de Bert van Marwijk no se parece nisiquera a la que realizó un bonito fútbol en la pasada Eurocopa de la mano de Van Basten (pese a que muchos jugadores son los mismos) pero si han llegado hasta aquí es por algo, son una selección muy sólida y que, no olvidemos, han llegado a la final ganándolo absolutamente todo, hasta en la fase de clasificación.

En unas horas veremos la final que se merecía el Mundial, las dos selecciones que han dominado Europa en los últimos años, al menos en lo que a resultados se refiere. Pero sólo una de las dos maravilla por su juego, esa es nuestra selección que es capaz de imponer su juego ante cualquiera que quiere tutearla, Holanda no será menos y jugará al ritmo que marque España, pero esto no nos asegurará el triunfo el cual para lograrlo habrá que recurrir a la épica mostrada en el Prater de Viena hace dos años.

Como le dijo Guardiola a los suyos, muchos de los cuales estarán sobre el verde del Soccer City: si perdéis seguiréis siendo los mejores, si ganais seréis eternos. 90 minutos para ser eternos. Vamos España!!!

Cristian Padilla


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