Esta gran cita, de la que se esperaba mucho, fue caldeada a lo largo de la semana por el equipo de Cosgui, que nos bautizaba con el nombre de “Sparring's Team”, como si nosotros fuéramos un grupo de vulgares aficionadillos al fútbol que acudíamos a jugar este partido para servir de “saco de boxeo” al conjunto rival.
Nosotros, por nuestra parte, teníamos respeto al rival, algunos incluso se temían lo peor, escuchándose frases como “a ver si nos meten menos de ocho” o “nos conformamos meterle un gol a Cosgui”. La realidad del partido sería bien distinta.
Cuando llegamos al terreno de juego enseguida nos pudimos dar cuenta de que la superficie sobre la que íbamos a jugar no invitaba a que ninguno de los dos equipos hiciese Tiki-Taka. No se sabía con certeza si el campo era de arena, hierba o paja, ya que el terreno tenía un poco de todo, hasta piedras y charcos de agua, lo cual era un peligro para la integridad física de cualquiera de los contendientes.
El equipo de Peñafiel salió con todo lo que teníamos, ya que íbamos justos de personal, con tan sólo 11 jugadores disponibles mientras que el rival, además de afición, tenía cambios en el banquillo. Así pues nuestro equipo estuvo compuesto de inicio por Miguel de Castro, en portería; línea defensiva formada por Alex, Valentín, Ignacio de Castro, Álvaro y Nacho Bazó; medio campo para Paco y Nacho Zapico, con Cristian y Javi Taboada, en banda; y arriba, Juan Sobrini.
Los primeros compases del partido fueron de adaptación al terreno de juego por nuestra parte, ya que el rival ya estaba acostumbrado a jugar en él. Ellos atacaban sin crear excesivo peligro, y nosotros nos defendíamos como podíamos, sin llegar para nada a la portería defendida por Cosgui. Se podría decir que las dimensiones del terreno de juego, al principio, se nos hacían grandes. Nacho Zapico y Paco hacían lo que podían en el centro del campo, aunque no era lo mismo que jugar al fútbol sala, y sobre todo, las buenas acciones de Nacho, no llevaban peligro mas allá de los tres cuartos de campo.
En defensa, aguantamos bien. Alex tapó el ataque del rival por la izquierda, mientras que Álvaro hacia lo propio por la otra banda. Valentín, por su parte, se erigía como líder de la defensa.
Pero llegó un momento en el que algo falló. Pasada la media hora de juego el equipo de Cosgui se adelantaba en el marcador tras un fallo defensivo. Varios minutos después llegaba el segundo en un nuevo error. Además, ya se empezaban a notar las molestias físicas en nuestros jugadores. Javi Taboada sufrió una subida de gemelo que mermó su actuación en el partido, dicha lesión fue debida a su “excesivo” trabajo tapando la banda izquierda de nuestro ataque “desde el lateral hasta el extremo, incluyendo el medio campo”, según palabras suyas.
Para colmo de males, Paco, en un acto de desorientación, le propinó un golpecillo (que viniendo de Paco equivale a un batacazo de cualquier persona normal) a Cristian, en un balón en el que este iba a despejar cuando iba de cara y que Paco decidió que tenía que “despejarlo” también, en lugar de ello lo que hizo fue “despejar” a Cristian y provocarle una “hemorragia interna de fibras” según declararía tras el partido el médico del equipo, el Doctor Domingo Vega. Pese a ello, Cristian jugó la segunda parte, en la posición de lateral izquierdo.
Otros dos cambios significativos se produjeron en la segunda parte. Por un lado, Nacho Zapico pasó a la posición de central dejando su sitio en el ataque a Nacho de Castro, y Javier Taboada se puso en la portería, cediendo su posición a Miguel de Castro. Estos cambios fueron significativos ya que se formó un tridente peligroso entre Miguel de Castro, su hermano Nacho y Juan Sobrini, que a la postre daría origen al gol de Peñafiel.
Los cambios, pues, cambiaron el signo del partido. La segunda parte fue totalmente distinta, ya que la línea defensiva fue insuperable, arriba había mucha mas chispa, y se llegaba con más o menos peligro a la meta de Cosgui, que era animado desde el banquillo por un grupo de chicas.
Mediada la segunda parte, una jugada por el ya mencionado tridente terminaría con un gol de Cosgui en propia puerta tras pasarle el balón por debajo de las piernas y entrar llorando en la portería. Con este gol estalló la locura en los integrantes de Peñafiel, que había conseguido su propósito, humillar a Cosgui. A partir de entonces, se mostraron las carencias del equipo “local”, mientras que nosotros nos defendíamos con orgullo, valor y garra.
Con el objetivo conseguido y con el 2-1 en el marcador, en los últimos minutos un disparo lejano del equipo de Cosgui sería tragado por el meta Javi Taboada, quien tras el partido reconoció que “no me molesté en tirarme, ya que no quería mojarme en el charco”. Así llegaba el definitivo 3-1. Esa fue una muestra más de que el equipo ya había conseguido su objetivo, ganar era lo de menos…
8 comentarios:
buena crónica cristian, pero no hablas de los balones que tuve que parar en algunos momentos, ni hablas tampoco de que la banda la tuvimos que cubrir alvaro y yo no son palabras mias es verdad , por lo demás bien
Muy buena crónica Cristian. ¡Qué se preparen para la revancha!. Por cierto, me ha hecho mucha gracia lo del "toquecito" de Paco...
Revancha para cuando??
Cristian, me he divertido mucho con la crónica. Mi enhorabuena, una de tus mejores crónicas. Tenemos que preparar la revancha.
Muy buena crónica Cristian. No veas lo bien que me lo he pasado leyéndola. Una de tus mejores crónicas de siempre. Mi más sincera enhorabuena. Y eso, que tenemos que preparar la revancha ya!
a ver si se puede echar una revancha antes de navidades.
el míster ya lo sabe y va a intentar sacar un hueco en el calendario del equipo.
vaya hombre, me ha salido dos veces el comentario y ayer no se llego a colgar. A ver si le echamos un ojo a esos fallos, cosgui!!! jeje
no son fallos, alex.
precisamente está previsto que sea así.
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