LOS VIEJUNOS DEL COLEGIO MAYOR PEÑAFIEL REGRESAN CON FUERZA

Dicen que los viejos rockeros nunca mueren. Tras lo visto ayer sobre el sintético de la Victoria, la máxima podría aplicarse por igual a las viejas glorias futbolísticas.

No hay animal más torpe que el hombre, capaz de tropezar dos veces con la misma piedra. No conscientes de lo acertado de este proverbio, las jóvenes promesas volvieron a retar sobre el rectángulo a sus eternos rivales. Y volvieron a fracasar, recibiendo taza y media.

Porque sería injusto apelar a las buenas formas de la ponderación y la serenidad, en aras a la objetividad informativa, para evitar decir lo que fue el partido de ayer. Basta una palabra tan contundente como explícita para resumirlo rápidamente: REPASO.

Los viejunos dominaron el choque a su antojo, no sufrieron nunca en defensa y sólo las piezas más inexpertas de su engranaje –en un intento de buscar algún tipo de aliciente al encuentro– impidieron una goleada próxima a la docena.

Ni la falta de ritmo de Valentín y Gonzalo Silió, que ayer volvían tras larga inactividad a los terrenos de juego; ni el galopar descontrolado en ocasiones de Paco; ni el trueque Pascu-Guti; ni nada... Alex, en prueba de que no es decano por casualidad, vio la luz en la previa y tanto el transcurrir del envite como el resultado final del mismo acabaron por darle la razón. Su inclusión entre los viejunos se saldó con un partido memorable, digno de que Lendoiro se pensase su fichaje como recambio de Filippe Lui.

En el bando contrario, poco o nada positivo que destacar. Si acaso las ganas de los peñalbinos procedentes del filial del Promesas F. C., y el meritorio esfuerzo de Javi Taboada por dirigir con acierto a los suyos pese a que no le hicieran caso.

El crack
Alex. Cumplió en defensa taponando su carril del ‘3’ y se sumó constantemente al ataque con peligro. Un gol y un potente tiro al palo desde fuera del área así lo corroboran.

Vaya día
Guti. Su fichaje en forma de cesión por los viejunos le hizo gozar de oportunidades claras para anotar algún que otro gol. Pero lo falló todo. Otro día será.

El dandy
El profesor Cosgaya. Abortó cualquier ocasión juvenil, y cerró el partido con un free-kick magistral digno de cualquier resumen televisivo.

El duro
Javi Taboada. Desesperado ante la escasa atención que le prestaban los suyos, decidió saldar cuentas con Guti. Primero no llegó al cruce, luego se pasó de frenada y en su intento por evitar el gol, zancadilleó al extremo por detrás en una entrada dura y peligrosa, merecedora de caramelito de fresa.