miércoles, 27 de mayo de 2009

EL COLEGIO MAYOR PEÑAFIEL APOYA AL PUCELA


Doble o Nada


Desde el 15 de marzo de 2009, día en el que el Valladolid vencía por la mínima al Getafe y alcanzaba la cifra de 39 puntos, la andadura del equipo blanquivioleta por la liga ha sido un paralelismo con la fábula de la cigarra y la hormiga.

Queriendo o sin querer, interpretó esa cantidad de puntos como el fin del duro invierno y la llegada de la primavera y, de este modo, se topó con un colchón ideal –más plácido, aún, tras el paso de los Pirineos– para encarar el tramo final del campeonato. Lo que al principio parecía un descenso a tumba abierta y sin peligro, se ha convertido en riesgo inminente de accidente por falta de frenos y sin que otra cosa aparte de la pericia de los que dirigen la nave pueda evitarlo.

Acabar estrellados en la cuneta o enderezar el rumbo hasta la línea de meta de la permanencia depende de muchos factores, algunos tácticos y otros no tanto. Empezaré por los segundos. Mendilíbar siempre ha destacado el componente psicológico –ese "creérnoslo"– a la hora de analizar un partido en rueda de prensa. Ahora más que nunca toca hacer ejercicio de autoestima en función de un razonamiento bien simple: una forma de jugar bien definida, y por todos conocida, nos ha llevado –pasando por encima de Sevilla, Madrid y Villarreal, entre otros– a los 42 puntos y a soñar, incluso por momentos, con Europa; luego, esa misma forma de jugar nos ha de servir en estos momentos de incertidumbre.



Sólo la desidia de quien anteponga sus ganas de vacaciones o sus intereses personales puede hacer que esta máxima no se cumpla. De ahí que, en ese trance, el peso de las "vacas sagradas" dentro del vestuario deba convertirse en una losa –o una "presión positiva"– de la que nadie escape. En la duda razonable que supone la renovación de un jugador veterano, ese argumento se muestra como mucho más convincente ante la dirección deportiva que la amistad particular que se tenga con el Presidente.

Junto a esto, y aunque sólo hay un mínimo margen de tiempo, el trabajo del entrenador debe centrarse en la previa en ajustar la defensa. Cuando el balance ofensivo del equipo no ha servido para equilibrar las lagunas de atrás, es cuando hemos percibido los riesgos de cuatro hombres adelantados y en línea que, para colmo de males, han rotado casi tanto como los de ataque –entre lesiones y sanciones– en este último tercio de liga. 

La empresa no es ni mucho menos sencilla y la alargada sombra de la tercera plaza del descenso –a juzgar de especulaciones y maletines– parece querer buscar acomodo sobre las dos únicas combinaciones que penalizan al Valladolid. Frente a ello, al menos se puede decir que si el Pucela es el único que se ha metido en este lío por méritos propios, también por cuenta propia deberá salir de ahí, pudiendo hacerlo además por sí mismo y sin esperar que ningún otro le haga los deberes.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo nuestro apoyo al equipo de Mendilibar y Rafa Ramos

Unknown dijo...

Que grande Medilibar. Salvado el Valladolid. Para el año me voy hacer abonado