MADRID-BARÇA (I): FÚTBOL DE SEDA EN EL COLEGIO MAYOR PEÑAFIEL

[A la espera de la contra-crónica de Javi Taboada, os dejo las reflexiones, valoraciones y comentarios de Cristian Padilla]

Un set de liga

Lo que sucedió ayer en el Santiago Bernabeú no debería ser normal, pero seguro que a más de uno no le extrañó que, al menos, el Barça demostrase tanta superioridad ante el vigente campeón y su rival histórico el Real Madrid. Lo que sí que puede parecer sorprendente es el resultado, 2-6 ni más ni menos, lo que se convierte en la mayor goleada que el FC Barcelona ha marcado en su historia visitando el estadio de los blancos.

Ayer el FC Barcelona tapó las bocas de todos aquellos que, pese a que su juego resulta incuestionable, gastaron tinta en afirmar que el Barça saldría al terreno de juego cansado, con mucha presión e incluso con “canguelo”. La manera de jugar del conjunto azulgrana fue tan superior a la de los blancos que, pese a que todavía no está matemáticamente decidida la liga, aquellos que les pusieron en duda a lo largo de estas semanas no deberían siquiera pensar en la posibilidad de que el Real Madrid pueda, todavía, llevarse el gato al agua.

En cuanto a lo que es el partido en sí, el guión pudo ser distinto, pero cuando el Barça se pone a jugar no hay razón alguna para que exista otro guión posible que el de su victoria, y si además bajas los brazos, esa victoria puede ser vergonzosamente abultada para el que la sufre. Digo que podría haber sido un guión completamente distinto porque el Real Madrid salió al terreno de juego, como era de esperar, con una presión asfixiante sobre el Barça, conscientes de su flagrante inferioridad técnica. Los blancos presionaban la salida de balón del Barça desde la defensa, obligando a Puyol a ser el jugar que sacara el balón jugado desde atrás en lugar de Piqué, que tiene más calidad para llevar a cabo esa labor. Robben, por su parte, creaba peligro por su banda, siendo un quebradero de cabeza para el defensa más flojo de los que tiene el Barça, Eric Abidal. Por esa banda llegó la jugada en la que se adelantó en el marcador el Madrid, pero no fue Robben sino Ramos el que hizo la jugada en la que, tras desbordar a Abidal, puso un gran centro que remató completamente sólo Higuaín para dejar momentáneamente al Madrid a un punto de la liga.

Hasta el más optimista de los barcelonistas podría pensar la que se podría venir encima, pues el Madrid estaba hipermotivado y era consciente de que era su última oportunidad de tener la liga a tiro, todo lo que no fuera ganar sería el adiós. Además el Barça podría acusar su excesiva cantidad de partidos en comparación con los blancos. Pero entonces fue cuando apareció la figura de Henry, que tras una genialidad de Xavi, que le dejó sólo delante de la portería, empató el partido ante Casillas golpeando el balón de primeras, un auténtico golazo. Tan sólo cuatro minutos le duró la esperanza a los blancos, más todavía teniendo en cuenta que sólo dos minutos después un gol de Puyol rematando una falta botada por Xavi, ponía el 1-2 en el electrónico. En este momento fue cuando realmente se le acabó la liga al Real Madrid. Y digo esto porque desde entonces el Barça se hizo dueño de todo: posesión, ocasiones y, cómo no, del marcador.

Aprovechando que el Real Madrid decidió jugar con una línea defensiva adelantada, a pesar de la lentitud de sus centrales, el Barça cada vez que llegaba lo hacía con peligro, mientras que el Madrid era incapaz de meter un último pase decisivo las pocas veces que llegaba arriba, en lo primero se echó de menos a Pepe y en lo segundo a Guti, pero no es excusa. Para colmo de males, si el Barça, a pesar del hipotético cansancio que debía de tener, te presiona y te roba un balón por mediación de Xavi, dejando a Messi sólo delante de Casillas para anotar el 1-3 antes del descanso, ya poco más puedes hacer.

Aún así tras el descanso el Real Madrid puso cierta emoción, en el marcador, que no en el juego, al anotar el 2-3, en una falta sacada por Robben que Sergio Ramos de cabeza manda a la red. Esto fue un espejismo, ya que sólo un minuto después Henry disipaba dudas con el 2-4, de nuevo fue fundamental el francés, más que por el resultado, por el golpe psicológico que supusieron sus goles para el Real Madrid.

Tras ese gol el Real Madrid bajó definitivamente los brazos, ya no era sólo jugar a merced del Barça sino ni siquiera tratar quedar dignamente delante de su afición, el Barça marcó todavía dos goles más por mediación de Messi y Gerard Piqué para humillar aún más a un Madrid vendido ante la excelencia blaugrana. El set puso fin a una liga que, de si por fútbol fuese, jamás hubiese tenido discusión.