LA MOUNTAIN BIKE, PROTAGONISTA EN EL COLEGIO MAYOR PEÑAFIEL

El plan estaba claro: hacer la ruta del puerto de la mesa. Sólo 36 km. de subidas y bajadas en un entorno espectacular: el parque natural de Somiedo en primavera. El día, que teóricamente iba a ser algo nublado y con temperaturas bajo cero y máximas de 8 grados, resultó muy soleado y agradable. Bordeamos además varias zonas de acceso prohibido (por protección de los osos). Todos habíamos visto el perfil de la etapa y dimos nuestra conformidad sin dudarlo en ningún momento.

Empezamos bien: desde el pueblo de Torrestío cogimos la antigua calzada romana que iba desde Astorga hasta Gijón. El firme es mejorable, pero no tuvimos ningún problema para hacerlo. Los 5 llegamos en plena forma. Una vez arriba, en el mojón que separa el Principado de Castilla y León, en medio de un prado, iniciamos el primer descenso: un prado estilo “Heidi” lleno de florecitas a tumba abierta, haciendo eses.. hasta llegar a la primera zona de pallozas (cabañas con techo de paja, típicas de la zona) y chozos con tejados de lamas de piedra. Aquí ya empezaba a haber algunas piedrecillas en el camino… . Tras terminar este valle, llegamos a otro collado, con unas vistas a la derecha impresionantes… hasta alcanzar el puerto de San Lorenzo. Aquí hubo que bajarse algunas veces de la bici, por las piedras del camino (se ve que el servicio de mantenimiento de las vías romanas no funciona todo lo bien que podría).

Tras la parada a comer rodeados de ternerillos que se dedicaron a comer pan y a lamer las bicicletas hicimos una bajada con la bici a cuestas hasta llegar a un camino espectacular por el valle paralalelo. Subidas, bajadas, chozas, y luego, la gran bajada. Iñigo tuvo que parar porque los frenos empezaron a echar humo y olía a quemado. Lo mismo pasó a Jesús, que desgastó bien los frenos.

Parada en Saliencia, cerveza con limón (y con ganas –menos mal que no hicimos caso del instinto- de comer unos chorizos a la sidra). Y última subida, ya por carretera, tendida y suave, tranquila. Llevábamos poco más de 25 km. de excursión, así que no planteó ningún problema. Lentamente, llegamos a la cima; primero, Juan, que va sobrado, y luego Jesús, y para cerrar el pelotón, los abuelos (que ya notábamos el peso del día y del calor). Desde ya, desde ahí, 3 kilómetros de bajada a tumba abierta por una pista con alguna piedrecilla…

Total, impresionante. Solazo, cansancio, vistas espectaculares, tiempo agradable; hemos amortizado las bicis, aunque tendremos que recambiar los frenos.

Se adjunta el perfil aprobado tácitamente por todos: