Hace unos meses dábamos la bienvenida al Mundial de Fórmula 1 hablando de la revolución que había experimentado el reglamento. Cuando la temporada 2009 ha colgado ya el cartel de "cerrado por vacaciones" podemos afirmar que, en efecto, el campeonato ha sido tan convulso e inesperado como preveíamos.
No obstante, lo que nadie presagiaba es que un equipo que a punto estuvo de no participar, se llevase a la postre los dos títulos en juego. Jenson Button, el "otro" inglés del paddock, en la cola de paro a falta de un mes para que el circo diera comienzo, se llevó el de pilotos; y Brawn GP, escudería debutante, el de constructores.
Todo ello por obra y gracia del mismo reglamento que prometía adelantamientos sí o sí como principal atractivo para acometer un proceso de cambios tan lógico como polémico. La crisis financiera hizo mover ficha a Bernie Ecclestone para evitar la desbandada de equipos. El magnate casi octogenario de la F-1 interpretó que era hora de poner freno a la opulencia y apostar decididamente por un ahorro presupuestario.
Primero fue el tope salarial de las escuderías, que casi le cuesta el plante de los grandes; y posteriormente fue el oscurantismo que rodeó a los difusores dobles diseñados por los hombres de Ross Brawn. Todo ello dibujó un panorama gris en el horizonte el mismo día del estreno de la temporada en Australia. No sólo no se vio una carrera competida, sino que se pusieron las bases para una desigualdad que ha acabado dejando fuera a varios equipos. BMW y Toyota, en otro tiempo postulantes, no estarán el año que viene entre nosotros.
Ante el doblete abrumador de Brawn GP en Melbourne, y a la vista de la pasividad de la FIA para someter a investigación sus piezas mágicas, no les quedó más remedio a las "flechas de plata" (McClaren) y a los "bólidos de Maranello" (Ferrari) que resetearse para reducir la distancia que les separaban de los líderes del Mundial y de los grandes animadores de las carreras este año, los Red Bull.
Tan sólo Vettel y Webber pusieron algo de pimienta a un mundial soso y falto de sabor desde el primer GP. Alonso, lastrado por conducir un coche que se parecía más a un 4Latas que a un fórmula1, defraudó a lo largo del año carrera tras carrera. Para colmo de males, su compañero de fatigas en el equipo Renault, Nelsinho Piquet, destapó la caja de truenos al insinuar que la victoria del asturiano la primera vez que el circo desembarcó en Singapur se debió a un tongazo. Unas declaraciones que provocaron la destitución de Briatore del equipo del rombo y lo mandaron a casa junto a la Gregoraci. Suerte que el guaje ha compensado en cierta medida esta trayectoria gris con el giro copernicano que todos esperamos que dé con su llegada a la escudería del "cavalino rampante".
En consecuencia, ante la falta de eficacia de medidas como el KERS, sólo queda confiar en el papel de los pilotos para esperar que el campeonato del año que viene no se decida a las primeras de cambio. De entrada, las novedades –al margen de los repostajes– vendrán del número de equipos participantes. Por vez primera tendremos un equipo español en liza, el Campos Meta Team, y es posible que Pedro Martínez de la Rosa –y quién sabe si nuestro querido Roldán Rodríguez– acompañe a Fernando Alonso y a Jaime Alguersuari –prometedor debut el suyo en Toro Rosso– en la parrilla de salida.
El inútil.
El inútil.
4 comentarios:
A ver que nos depara el mundial del año que viene. Yo firmo un mundial como éste pero con todo victorias de Fernando. Vuelve la hegemonía roja a manos de nuestro Alonso!!!!!!!!!
Mercedes ficha a rosberg jo jo jo
cosgaya dejate de formula 1 y haz la crónica del partido de ayer
me referia al partido del otro dia, pero veo que subes las cosas cuando te interesa. tienes dos cronicas de futbito pendientes
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